La perspectiva de «suprimir» el diagnóstico de síndrome de Asperger como tal ha causado debate y preocupación, no solo entre los profesionales de la salud mental, sino también entre los individuos afectados y los familiares(39).
Como recogen Happé y colaboradores (42), con la inclusión del síndrome de Asperger y el TGD-NOS en la nueva categoría TEA esperan crear un sistema más claro y más simple, con un mayor reconocimiento y diagnóstico para las personas con TEA de todas las edades y niveles de capacidad. Estos autores reiteran que el trastorno de Asperger del DSM-IV hizo un gran servicio en la concienciación de que algunas personas con autismo tienen un coeficiente intelectual alto y buen nivel de lenguaje, pero aseguran que ha llegado el momento de reintegrarlo con el resto del espectro y exigir el mismo nivel de respeto y de falta de estigma de las personas en toda la gama de los TEA. Esta lectura se realizó tras la revisión crítica de los trabajos de campo realizados por el grupo de trabajo de trastornos del neurodesarrollo (43). Tal vez el aspecto que ha suscitado más controversia de las revisiones de los TEA es la creación de una nueva categoría diagnóstica separada denominada trastorno de la comunicación social (TCS) (39). En esta nueva categoría se busca incluir a los sujetos con déficits sociales y de la comunicación pero sin intereses fijos y conductas repetitivas. La controversia se basa en aclarar los criterios operativos del diagnóstico, incluir la evidencia de la etiología (por ejemplo, la predisposición genética), el adecuado manejo y el pronóstico de la nueva enfermedad y la presencia de deterioro(39).
Por lo que respecta al trastorno por tics, el grupo de trabajo se centró en una serie de recomendaciones en torno a la elaboración de los nuevos criterios (44). Los cambios recomendados se diseñaron para aclarar y simplificar los criterios de diagnóstico, reducir el uso de la categoría residual (trastorno de tics no especificado),
con la pretensión de no modificar sustancialmente la práctica clínica o la continuidad de la investigación del pasado y del futuro. Estas recomendaciones incluyen: una definición más precisa de los tics motores y vocales, la simplificación del criterio de duración para los trastornos de tic, la revisión del término «trastorno de tic transitorio» para las personas con síntomas de tics de menos de 12 meses de duración, el establecimiento de nuevas categorías de trastornos de tics para aquellos inducidos por sustancias y para aquellos debidos a una enfermedad médica general, e incluir el «tic motor solamente» y el «tic vocal solamente» para la categoría de trastorno por tics crónicos motores o vocales (44).
39. Skuse, DH, DSM-5’s conceptualization of autistic disorders. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry, 2012. 51 (4): p. 344-6.
40. McPartland, JC, B Reichow, y FR Volkmar, Sensitivity and specificity of proposed DSM-5 diagnostic criteria for autism spectrum disorder. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry, 2012. 51 (4): p. 368-83.
41. Swedo, SE, et al., Commentary from the DSM-5 Workgroup on Neurodevelopmental Disorders. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry, 2012.
51 (4): p. 347-9.
42. Happé, F, Criteria, categories, and continua: autism and related disorders in DSM-5. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry, 2011. 50 (6): p. 540-2.
43. Mattila, ML, et al., Autism spectrum disorders according to DSM-IV-TR and comparison with DSM-5 draft criteria: an epidemiological study. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry, 2011. 50 (6): p. 583-592 e11.
44. Walkup, JT, et al., Tic disorders: some key issues for DSM-V. Depress Anxiety, 2010. 27 (6): p. 600-10.
Extracto del libro DSM-5 ¿QUO VADIS? de Miquel Bernardo Arroyo y Miquel Bioque Alcázar.
Ediveramérica 2013
www.ediveramerica.com